Escrito por Michael Haffner
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Servicio es una palabra que tiene muchos significados. Servicio es lo que se recibe del personal de un restaurante. Un servicio puede ser un evento especial o un homenaje al que uno asiste. En el campo de fútbol, a menudo significa recibir el balón cuando se encuentra en un área crítica del campo o durante una jugada de ofensiva. Pero para algunas personas, esa palabra significa algo más profundo.
Josh Yaro es una de esas personas que creen que el servicio es algo medular, no sólo para ser el capitán de su equipo sino para el ser humano. A fin de cuentas, ese servicio es diferente en base a lo que él espera lograr, pero sus acciones siempre son al servicio de otros. Es un atributo de su personalidad que se nota casi de inmediato y un tema que surge varias veces durante nuestra conversación.
Para Yaro, no existe una separación entre el jugador y la persona. Asimismo, no existe separación entre lo que el club representa, sea dentro o fuera del campo. Es una de las razones por las que, para dar el siguiente paso en su carrera, eligió a St. Louis CITY SC. Es por eso que cuando el club realizó su primer acercamiento, él se preguntó a sí mismo y al club: “¿Qué es lo que representa el equipo? ¿Cuáles son sus valores?”
Si bien el club tuvo una respuesta que le ayudó a concretar el acuerdo, la presencia de Yaro le añade un significado aún mayor a las acciones del club y a su objetivo de ser un participante activo en la gran comunidad de St. Louis. Es en sus pasos y en su liderazgo que vemos lo que CITY realmente representa.
Encontrando tacones y oportunidades a lo largo del camino
A veces los líderes asumen su función luego de ser educados por el ejemplo de otros. Pero antes de lanzarse a las alturas, necesitan zapatos adecuados.
La familia de Josh Yaro incluye a una hermana y dos hermanos. Su hogar estaba en “la capital de la cultura" en su país, explica Yaro. Kumasi es una meca del arte, la música y hasta de la industria cinematográfica del sur de Ghana. “Es una ciudad grande y realmente diversa”, continúa describiendo. Ghana es una nación compuesta por muchos grupos y los Asantes, a quienes también se les conoce como los Ashanti, son el grupo dominante del país. Yaro creció en esa parte del país. A pesar de todo lo que había que ver y explorar en Kumasi a finales de la década de 1990s, todavía le faltaba algo para emprender su camino.
Su papá nunca llegaba a casa con un regalo a menos que tuviera uno para cada niño. Era una regla tácita. Excepto por un día que llegó a casa con tacones para todos, excepto para el futuro capitán.
“Yo le reclamaba a mi papá. Es que, "¿Qué está pasando? Vas a tener que darme un par de tacones”, le suplicaba a su padre. Su padre se dio cuenta de su error y pronto lo corrigió. Ese fue el par de zapatos que lo lanzó hacia algo mayor.
“No necesitaba los tacones, pero cuando fui a la escuela con ellos, uno de los niños los vio y me dijo que
debería califica para el club en el que él juega”.
Yaro terminó calificando y uniéndose al equipo. Fue el primero de muchos pasos para llegar a donde está hoy, tanto como persona y como jugador.
La trayectoria personal y profesional del jugador de defensa central, de 27 años, realmente comenzó en la Universidad de Georgetown. Como estudiante de segundo año, fue nombrado el jugador defensivo del BIG EAST 2014 y fue galardonado con honores de escuadrón del Primer Equipo del All-BIG EAST. Más tarde se ganaría el reconocimiento por logros destacados del 2014-15 de la Universidad de Georgetown, en la categoría de atleta masculino y fue preseleccionado para el Trofeo Hermann que, en el mundo del fútbol, viene siendo el equivalente del Trofeo Heisman del fútbol americano, previo a graduarse en el 2018, con un título en Relaciones Internacionales.
El éxito que tuvo en Georgetown lo llevó a ser el segundo escogido por la Unión de Filadelfia en la Súper Selección de la MLS 2016. En su año como novato, tuvo la oportunidad de aprender cómo recuperarse después de una derrota o lesión y a tener la fortaleza mental necesaria para ser capitán, bajo la dirección del capitán del equipo Maurice Edu. Después que una lesión marginó a Yaro, pasó un par de años rebotando entre algunos equipos del USL, antes de que fuera notado por el St. Louis CITY SC.
“Inicialmente, el entrenador Hackworth se comunicó conmigo. Creo que vio casi todos mis partidos del año pasado”. Pero se requería más que un gran equipo de entrenadores para convencer a Yaro. Necesitaba poder ver su futuro en una ciudad donde pudiera desarrollarse como persona. “Me presentaron hacia dónde se dirigía el club y lo que estaban tratando de hacer. Era una oportunidad para mi carrera y para mí como persona. Los valores del club se alineaban con los míos”.
Yaro describe esa oportunidad como una “decisión fácil”.
St. Louis inmediatamente se convirtió en su hogar. Tan pronto lo anunció el club, recibió tweets de bienvenida de los aficionados exhortándolo a dejarles saber si necesitaba algo. Era un momento que él no esperaba. “Esa clase de cosas pueden parecer pequeñas, pero son enormes porque demuestran que no es un grupo de los que sólo se preocupan por lo que uno hace en el campo. Se preocupan por uno como persona”.
Establecer una fundación que inspire a otros
Yaro ejemplifica el mantra de que “eres más que lo que haces en el campo”. Mientras que vive su trabajo de ensueño como atleta de fútbol, también sabe que eso no va a durar para siempre. Y por eso, ha sentado las bases para una meta mucho mayor.
En una entrevista del 2008, Yaro expresó que quería regresar a Ghana y “tener un impacto en mi comunidad y servir a mi país en la manera que pueda”. Era una meta inspirada por otros individuos y organizaciones a quienes él presenció haciendo lo mismo como gesto de reciprocidad hacia sus países de origen.
“Ver cómo uno puede ayudar a otros y mejorar las vidas de la gente es algo que tengo arraigado desde el principio. Siempre traía detrás de mis pensamientos, que si logro alcanzar el éxito profesional y posiblemente llegar a una posición donde puedo tener esa reciprocidad, lo haría.”
En 2017, Yaro pudo hacer exactamente eso. Fundó la Fundación Josh Yaro, que le ofrece ayuda a los niños de Ghana con necesidades educativas. Las cosas sencillas que a menudo se toman por hecho, tienen un gran impacto, como cuadernos (en Ghana se conocen como cuadernos de ejercicios) y uniformes para escuelas en áreas remotas que no tienen tantos recursos. La meta final es ofrecer oportunidades académicas a los niños y ponerlos en una posición donde puedan sobresalir.
“Inicié la Fundación Josh Yaro justo cuando firmé mi primer contrato profesional porque pensaba que era la mejor manera de ser recíproco. El proceso de pensamiento que hay detrás de esto es ir a áreas remotas donde los niños no tienen materiales para la escuela o no tienen la ayuda que necesitan para obtener una educación adecuada. Algunas de las escuelas con las que trabajo ni siquiera tienen infraestructura. Para aprender, se sientan debajo de los árboles de mango”.
Es una reacción en cadena que Yaro espera continuar. Así como vio que alguien puede hacer una diferencia en las vidas de tantos otros, tiene la esperanza de transmitir esa tradición de servicio a la próxima generación de líderes en Ghana.
Un CITY donde se apoyan unos a otros
Cuando el equipo anunció a Yaro, se le pidió que fuera más que un jugador para el primer equipo en 2023, sino que fuera el Capitán de CITY2. En la primera temporada que jugó, el equipo superó las expectativas para convertirse en los Campeones de la Conferencia del Occidente y llegar a la final profesional de la MLS NEXT. A pesar de la eventual derrota, Yaro dice que hay mucho que absorber del año pasado.
“Es una gran fortuna que sea parte de un grupo donde no puedo señalar a nadie y decir, “Esta persona es perezosa” Todo el mundo salió, en cada sesión de entrenamiento y en cada partido y dio el 100%. Y así que la gran lección para mí es que si el próximo año tenemos un grupo que está dispuesto a trabajar duro y todos están trabajando para alcanzar el mismo objetivo… podemos tener otro grandioso año”.
Yaro exuda una gran cantidad de orgullo cuando habla sobre el equipo. Y ya está pensando en el próximo año y en cómo puede mejorar y servir mejor a su equipo. “Quiero ser más vocal”.
Josh Yaro está tratando de enseñarles los atributos del juego que a menudo no se les enseñan, a través de su ejemplo, especialmente a aquellos jugadores que apenas están comenzando el viaje. “Tenemos jugadores de 15 y 16 años en el vestíbulo. ¿Cómo puedo servir a estos chicos? ¿Cómo puedo ayudarles a aprender y dirigir sin imponerles mi voluntad? En realidad, no les estoy diciendo qué hacer, sino ayudándolos a averiguar qué es en lo que se quieren convertir”.
Si eso le suena como a algo que diría uno de sus maestros favoritos con los que se crió, eso tiene sentido dado el hecho de que ambos de sus padres son maestros.
“Un entrenador le puede pedir que trabaje más duro. Pero eso tiene que venir de uno mismo. Esa es una de las cosas que no se me puede enseñar. Trabajo duro… compañerismo… la ética laboral. Y este año pasado logramos hacer bien esa parte. Cuando se tiene eso, cualquier cosa es posible”.
Josh Yaro tiene sus miras en lo alto. Y por una buena razón. A pesar de su humilde talante, puede ver cómo los éxitos del año pasado han creado una base sólida para futuras historias de éxito. Él está dirigiendo el cambio que quiere ver en St. Louis y en todo el mundo. Y esa es una gran responsabilidad que no tiene ningún miedo de cumplir.